lunes, 31 de agosto de 2009

«¿No es éste el hijo de José?» (Cfr. Lc. 4,16-30.)

Meditaciones sobre la vida de Cristo; Opera omnia, t. 12, p. 530s
San Buenaventura (1221-1274), franciscano, doctor de la Iglesia.

Me parece que han llegado al más alto grado los que, de todo corazón y sin fingimiento, los que se han dominado suficientemente para no buscar otra cosa que ser despreciados, no ser tenidos en cuenta para nada y vivir en el anonadamiento... Vosotros, mientras no hayáis llegado hasta aquí, pensad que no habéis hecho nada. En efecto, puesto que verdaderamente todos nosotros somos «servidores inútiles», según la palabra del Señor (Lc 17,10), y eso aún que hagamos bien todas las cosas, mientras no lleguemos a este grado de anonadamiento, no estaremos en la verdad, sino que estaremos y caminaremos en la vanidad...

Sabes muy bien cómo el Señor Jesús empezó por hacer antes que en enseñar. Más adelante diría: «Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón» (Mt 11,29). Y eso quiso él primero practicarlo realmente, sin ficción. Lo hizo de todo corazón, igual que de todo corazón y en verdad era humilde y manso. En él no había simulación (cf 2C 1,19). Se adentró tan profundamente en la humildad y el menosprecio y la abyección, de tal manera se anonadó a los ojos de todos que, cuando se puso a predicar y anunciar las maravillas de Dios y hacer milagros y cosas admirables, no era estimado sino que se le desdeñó y se burlaban de él diciendo: «¿No es éste el hijo del carpintero?» y otras frases semejantes. Es así que se verificó la frase que después diría el apóstol Pablo: «Se anonadó a si mismo tomando la condición de esclavo» (Flp 2,7), no sólo como un servidor ordinario por la encarnación, sino la de un servidor cualquiera a través de una vida humilde y despreciada.

Fuente: El Evangelio del día.

viernes, 21 de agosto de 2009

Miley Cyrus - The Climb (Acoustic Radio Tour '09)

Esta canción creo que es muy bonita. Mi hija tiene que aprendérsela para una nota de inglés, así que como papá estuve ensayando un poco con ella. Pero... al ir escuchando la letra, me envolvió la gran fuerza positiva que tiene. Muchas veces nos estamos más preocupados de lo que está al otro lado de la montaña, de los problemas y fracasos que tenemos que enfrentar para llegar a dónde nos hemos propuesto, y así, muchas cosas por el estilo. Pero olvidamos de estar atentos al camino, al presente (lo único real en nuestra vida). Con mucho placer les presento el tema de Mailey Cirus (Hanna Montana): The Climb (La subida).

Como dice el Maestro Tortuga de la Película "Kung Fu Panda": "“El pasado es historia, el futuro es misterio, hoy es un regalo. Por eso se llama presente”.

De los Niños y Adolescentes del Mundo... Siempre Amigos!!!



Los dos mandamientos (Cfr. Mateo 22,34-40.)

Homilía « ¿Cuál es el rico que podrá salvarse? »
Clemente de Alejandría (150- hacia 215 dC), teólogo.

Cuando alguien preguntó al Maestro cuál era el mandamiento principal, respondió: ««Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser». Este mandamiento es el principal y primero». Lo creo puesto que concierne al ser esencial y primero, a Dios nuestro Padre, por quien todo ha sido hecho, todo subsiste y a quien volverán todos los que serán salvados. Es él quien nos ha amado primero, quien nos ha hecho nacer; sería un sacrilegio pensar que existe un ser anterior a él y más sabio que él. Nuestro agradecimiento es ínfimo si lo comparamos con los inmensos beneficios que de él hemos recibido y, sin embargo, es éste el mejor testimonio que podemos ofrecerle a él que es perfecto y no tiene necesidad de nada. Amemos a nuestro Padre con todas nuestras fuerzas y con todo nuestro fervor y alcanzaremos la inmortalidad. Cuanto más se ama Dios tanto más nuestra naturaleza se confunde con la suya.


El segundo mandamiento, dice Jesús, es semejante al primero: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo»... Cuando el doctor de la Ley pregunta a Jesús: « ¿Y quién es mi prójimo?» (Lc 10,29), éste no le responde con la definición judía de quien es el prójimo –el pariente, el conciudadano, el prosélito, el hombre que vive según la misma ley- sino que le cuenta la historia de un viajero que bajaba de Jerusalén a Jericó. Herido por unos ladrones..., fue atendido por un samaritano que «se comportó con él como su prójimo» (v. 36).


Y ¿quién es ante todo mi prójimo sino el Salvador? ¿Quién fue el primero en compadecerse de nosotros cuando las fuerzas de las tinieblas nos habían abandonado y herido a golpes?... Tan sólo Jesús supo curar nuestras llagas y extirpar los males enraizados en nuestros corazones... Por eso debemos amarle tanto como a Dios. Y amar a Jesucristo es cumplir su voluntad y guardar sus mandamientos.


Fuente: El Evangelio del día. Desde: http://www.evangeliodeldia.org/main.php?language=SP

jueves, 20 de agosto de 2009

San Agustín (354-430 dC) Sermón 90, 5-6 ; PL 38-39, 561-563

El traje de bodas (Cfr. Mateo 22,1-14.)

¿Qué es el traje de bodas, el vestido nupcial? El Apóstol nos dice: «El fin de todo mandato es la caridad que procede de un corazón limpio, de una conciencia recta y de una fe sincera» (1Tm 1,5). Este es el vestido nupcial. No se trata de cualquier amor porque, a menudo, vemos hombres de mala conciencia que se aman. Esos que juntos de dedican al bandolerismo, a los maleficios, los que les une el amor a los comediantes, a los conductores de carretas y a los gladiadores, generalmente se aman entre ellos, pero no con esta caridad que nace de un corazón puro, de una buena conciencia y de un fe sin fingimiento: así pues, es esta caridad la que es el vestido nupcial.

Revestíos, pues, del vestido nupcial los que todavía no lo poseéis. Ya habéis entrado en la sala de fiesta, vais a acercaros a la mesa del Señor, pero no tenéis todavía el vestido nupcial en honor del esposo: todavía buscáis vuestros intereses y no los de Jesucristo. El vestido nupcial se lleva para honrar la unión nupcial, es decir, al Esposo y a la Esposa. Ya conocéis al Esposo, es Jesucristo; conocéis a la Esposa, es la Iglesia. Rendid homenaje a la que ha sido desposada, rendid también homenaje al que la ha desposado.

jueves, 13 de agosto de 2009

Padre Jorge Vega s.v.d, Confirmado como Director Nacional de OMP

Estimados Amigos de I.M.:

Junto con saludarles, informo lo siguiente:

Se ha nombrado como Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias, Chile, al Padre Jorge Vega s.v.d, para un nuevo quinquenium (5 años). Que corresponde al período del 31 de Julio del 2009 finalizando el 31 de Julio del 2014. Para su información y que se lo comuniquen a todos los animadores de Infancia Misionera

De los Niños Mundo!!! Siempre Amigos!!!

sábado, 8 de agosto de 2009

Noticias " Infancia Misionera Arquidiocesis de Valencia- Venezuela"

Daniel Alberto Palacios envió un mensaje a los miembros de Infancia Misionera Arquidiocesis de Valencia- Venezuela.

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Asunto: Respuestas del Papa Benedicto XVI a preguntas de niños de I.M.

CIUDAD DEL VATICANO, martes, 1 junio 2009 (http://www.facebook.com/l/;ZENIT.org).- Publicamos algunas preguntas que presentaron este sábado niños de la Obra para la Infancia Misionera y las respuestas espontáneas de Benedicto XVI durante la audiencia que les concedió en el Aula Pablo VI.

1)... Me llamo Anna Filippone,

tengo doce años, soy monaguilla, vengo de Calabria, de la diócesis de Oppido Mamertina-Palmi.

Papa Benedicto, mi amigo Giovanni tiene un papá italiano y una madre ecuatoriana y es muy feliz.

¿Crees que diferentes culturas un día podrán vivir sin pelearse en el nombre de Jesús?

2)...Me llamo Letizia

y te quería hacer una pregunta. Querido Papa Benedicto XVI,

¿qué quería decir para ti, cuando eras pequeño, el lema: "Los niños ayudan a los niños"?

¿Habrías pensado que alguna vez llegarías a ser Papa?



3)...Querido Papa Benedicto.

Soy Alessandro.

Quería preguntarte: tú eres el primer misionero, nosotros, muchachos,

¿cómo podemos ayudarte a anunciar el Evangelio?



* * *

1)

--Benedicto XVI:

He sabido que queréis saber cómo nosotros, cuando éramos niños, nos ayudábamos recíprocamente. Tengo que decir que viví los años de la escuela primaria en un pequeño pueblo de 400 habitantes, muy alejado de los grandes centros. Por tanto, éramos algo ingenuos y, en ese pueblo, había, por una parte agricultores muy ricos y otros menos ricos pero acomodados, por otra pobres empleados, artesanos.

Nuestra familia, poco antes de que comenzara la escuela primaria, había llegado a este pueblo procedente de otro, y por tanto éramos algo extranjeros para ellos, incluso el dialecto era diferente. En esta escuela, por tanto, se reflejaban situaciones sociales muy diferentes. Sin embargo, se daba una hermosa comunión entre nosotros. Me enseñaron su dialecto, que yo todavía no conocía. Colaboramos bien, y tengo que decir que en alguna ocasión naturalmente también me peleé, pero después nos reconciliamos y olvidamos lo que había sucedido. Esto me parece importante. A veces, en la vida humana parece inevitable pelearse; pero lo importante es, de todos modos, el arte de reconciliarse, el perdón, volver a comenzar de nuevo y no dejar la amargura en el alma. Con gratitud, recuerdo cómo colaborábamos todos: uno ayudaba al otro y seguíamos juntos nuestro camino. Todos éramos católicos, y esto era naturalmente una gran ayuda.

Así aprendimos juntos a conocer la Biblia, empezando por la Creación hasta el sacrificio de Jesús en la Cruz, y llegando a los inicios de la Iglesia. Juntos aprendimos el catecismo, aprendimos a rezar juntos, nos prepararnos juntos para la primera confesión, para la primera comunión: aquel fue un día espléndido. Comprendimos que el mismo Jesús viene a nosotros y que no es un Dios lejano: entra en la propia vida, en la propia alma.

Y, si el mismo Jesús entra en cada uno de nosotros, nosotros somos hermanos, hermanas, amigos, y por tanto tenemos que comportarnos como tales. Para nosotros esta preparación a la primera confesión, como purificación de nuestra conciencia, de nuestra vida, y después también la primera comunión, como encuentro concreto de Jesús, que viene a mí y a todos, fueron factores que contribuyeron a formar nuestra comunidad. Nos ayudaron a avanzar juntos, a aprender juntos a reconciliarnos, cuando era necesario.

Hicimos también pequeños espectáculos: es importante también colaborar, prestar atención el uno por el otro. Después, a ocho o nueve años me hice monaguillo. En aquel tiempo no había todavía monaguillas, pero las chicas leían mejor que nosotros. Por tanto, ellas leían las lecturas de la liturgia, nosotros éramos monaguillos.

En aquel tiempo, todavía había muchos textos en latín que había que aprender, de este modo cada uno tuvo que realizar su parte de esfuerzo. Como he dicho, no éramos santos: tuvimos nuestras peleas, pero de todos modos se daba una hermosa comunión, en la que las distinciones entre ricos y pobres, inteligentes y menos inteligentes no contaban. Contaba la comunión con Jesús en el camino de la fe común y de la responsabilidad común, en los juegos, en el trabajo común.

Encontramos la capacidad para vivir juntos, para ser amigos, y a pesar de que desde 1937, es decir, desde hace más de setenta años, ya no he estado en ese pueblo, hemos permanecido amigos. Aprendimos a aceptarnos el uno al otro, a llevar el peso el uno del otro. Esto me parece importante: a pesar de nuestras debilidades, nos aceptamos y con Jesucristo, con la Iglesia, encontramos juntos el camino de la paz y aprendemos a vivir bien.



2)

--Benedicto XVI:

A decir verdad, nunca hubiera pensado que sería Papa, pues, como ya he dicho, era un muchacho bastante ingenuo, en un pequeño pueblo muy alejado de las ciudades, en la provincia olvidada. Éramos felices de vivir en esa provincia y no pensábamos en otras cosas. Naturalmente conocimos, veneramos y amamos al Papa --era Pío XI--, pero para nosotros era una altura inalcanzable, casi otro mundo: era nuestro padre, pero de todos modos una realidad muy superior a nosotros.

Y tengo que decir que todavía hoy me cuesta comprender cómo el Señor ha podido pensar en mí, destinarme a este ministerio. Pero lo acepto de sus manos, aunque es algo sorprendente y me parece que va mucho más allá de mis fuerzas. Pero el Señor me ayuda.


3)


--Benedicto XVI:

Diría que, una primera manera es ésta: colaborar con la Obra Pontificia de la Infancia Misionera.

De este modo, formáis parte de una gran familia, que lleva el Evangelio al mundo. De este modo pertenecéis a una gran red. Vemos aquí cómo es representada la familia de los diferentes pueblos. Vosotros estáis en esta gran familia: cada uno pone su parte y juntos sois misioneros, promotores de la obra misionera de la Iglesia.

Tenéis un hermoso programa, indicado por vuestra portavoz: escuchar, rezar, conocer, compartir, ser solidarios. Estos son los elementos esenciales que constituyen realmente una forma de ser misionero, de hacer crecer a la Iglesia y la presencia del Evangelio en el mundo. Quisiera subrayar algunos de estos puntos.
Ante todo, rezar.

La oración es una realidad: Dios nos escucha y, cuando rezamos, Dios entra en nuestra vida, se hace presente entre nosotros, actúa. Rezar es algo muy importante, que puede cambiar el mundo, pues hace presente la fuerza de Dios. Y es importante ayudarse para rezar: rezamos juntos en la liturgia, rezamos juntos en la familia. Yo diría que es importante comenzar el día con una pequeña oración y acabar también el día con una pequeña oración: recordar a los padres en la oración. Rezar antes de la comida, antes de la cena, y con motivo de la celebración común del domingo. Un domingo sin misa, la gran oración común de la Iglesia, no es un verdadero domingo: le falta el corazón del domingo, así como la luz para la semana.

Podéis también ayudar a los demás, especialmente cuando quizá no se reza en casa, cuando no se conoce la oración, enseñándoles a rezar: al rezar con ellos se introduce a los demás en la comunión con Dios.

Luego hay que escuchar, es decir, aprender realmente lo que nos dice Jesús. Además, hay que conocer la Sagrada Escritura, la Biblia. En la historia de Jesús aprendemos -como ha dicho el cardenal--, el rostro de Dios, aprendemos cómo es Dios. Es importante conocer a Jesús profundamente, personalmente. De este modo, él entra en nuestra vida y, a través de nuestra vida, entra en el mundo.


También hay que compartir, no hay que querer las cosas sólo para uno mismo, sino para todos; dividir con los demás. Y si vemos que otro quizá tiene necesidad, que tiene menos cualidades, tenemos que ayudarle, y de este modo hacer presente el amor de Dios sin grandes palabras, en nuestro pequeño mundo personal, que forma parte del gran mundo. De este modo, juntos nos convertimos en una familia, en la que uno tiene respeto por el otro: soportar al otro en su alteridad, aceptar también a los antipáticos, no dejar que uno quede marginado, sino ayudarle a integrarse en la comunidad.


Todo esto quiere decir simplemente vivir en esta gran familia de la Iglesia, en esta gran familia misionera: vivir los puntos esenciales como compartir, el conocimiento de Jesús, la oración, la escucha recíproca y la solidaridad es una obra misionera, pues ayuda a que el Evangelio se convierta en realidad en nuestro mundo.
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Noticias: " Infancia Misionera Arquidiocesis de Valencia- Venezuela"

Daniel Alberto Palacios envió un mensaje a los miembros de Infancia Misionera Arquidiocesis de Valencia- Venezuela.

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Asunto: MUCHA ORACION Y PROMOCION DEL GRUPO DE I.M DE LA ARQUIDIOCESIS

A todos ustedes hermanos en la fe miembros del grupo se les invita a divulgar y promocionar este grupo para asi trasmitir y dar a conocer el trabajo que se realiza con los niños de la infancia misionera en nuestra arquidiocesis.......

con mucho agrado este es nuestro sitio oficial en facebook.
donde se informara las distintas actividades de la arquidiocesis con respecto a i.m u otro evento arquidiocesano de omp o de la iglesia de valencia

tambien se estara enviando mensajes informativos y formativos misioneros a nivel de valencia, venezuela y el mundo

gracias de antemano que santa teresita del niño jesus y san francisco javier patronos de la i.m te bendigan en el nombre de jesus nuestro señor

ATTE: daniel palacios
sub- secretario de la i.m en valencia
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miércoles, 5 de agosto de 2009


Hola a todos!!! Espero poder hacer otros para difundir la Obra de la Infancia Misionera... Con osadía, ingenio, alegría, fe, esperanza, caridad y dinamismo ¡¡¡Es Hora, Levántate, Estamos En misión!!!

Con Jesús y con María!!! Misioneros todo el día!!!